Hubo una época en donde creí que lo mejor que me podía haber pasado era haber entrado a la facultad de filosofía y letras. Hubo un tiempo en donde creí que lo mejor que me había pasado era conocer a mis amigos. Y hubo un díaen donde me di cuenta que lo mejor que me pudo haber pasado junto con mis amigos en la Facultad fue tomar clases con Colin. Nunca he escuchado a nadie leer poesía como él, nunca había visto un libro tan desgastado como su antología y nunca me había costado tanto entenderle a alguien (tarde más de dos meses en poder entender lo que decía, pues justo cuando lograba entender algo, él comenzaba a toser).
Lo conocí por las historias que se contaban de él: que se había perdido en altamar y por eso no permitía a sus alumnos tomar agua en su clase, que había hecho llorar a más de uno, y que había inspirado a cientos. Yo fui uno de los inspirados, uno de los regañados (it is not yeah, it is YES!) y uno de los afortunados de haber tomado clase con él.
Ahora ya no está, ya no habrá un maestro (EL maestro) que diga: is it any good?, o ,Come on, say something!!!
Se fue, pero realmente nunca lo hará, de eso estoy seguro.